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Por la Hermana Barbara Blake

«Señor, si no te olvidas de las faltas, ¿quién podrá subsistir? Pero de ti procede el perdón».
—Sal 130,3-4

Arte de Hermana Renee Yann

Como en el Salmo, el Evangelio de Mateo nos dice igualmente que debemos ser misericordiosas con los demás, perdonarlos y reconciliarnos con ellos. En un nivel aún más profundo, abstenerse de enojarse con ellos en nuestro corazón o de insultarlos.

Este es un sabio consejo en estos tiempos de división política, de discusiones acaloradas y de discursos llenos de odio, cuando nuestro amor y compasión por los demás es puesto a prueba en ocasiones, y a veces a diario. Pero cuando caemos, podemos tener la certeza de la misericordia y perdón de nuestro Amado.

Me ayuda el recordar que toda la creación es el Cristo Cósmico, recordándome que trate a todas/os con compasión y misericordia, no solo a las demás personas sino también a las plantas, animales y también a los seres inanimados. En mi esfuerzo por vivir en esta conciencia, frecuentemente digo esta oración:

Ve como Dios ve.
Conoce como Dios conoce.
Ama como Dios ama.

Que durante este periodo de Cuaresma permitamos que la misericordia del Cristo compasivo fluya entre cada una de nosotras.


La reflexión de la Hermana Barbara se basa en las lecturas de la Biblia del viernes de la primera semana de Cuaresma y se adaptó, con permiso, del folleto de Cuaresma de la Comunidad del Oeste Medio Oeste de las Hermanas de la Misericordia.