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Una conversación con Catalina sobre COVID-19

1. Stained glass window portraying Catherine McAuley at Mercy Center in St. Louis
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Por Mark Piper, Asociado de la Misericordia

Para las hermanas, asociadas/os y compañeras de la Misericordia; miembros del Cuerpo de Voluntarios de la Misericordia; estudiantes y educadores; sanadores y ayudantes de todos los ministerios de educación, salud y servicios sociales de las Hermanas de la Misericordia, Catalina McAuley, quien siguió a Cristo por el camino de la Misericordia, es nuestra animadora consoladora. Es una guía, en todo lo que hacemos: en las alegrías o penas, o en la mezcla de las dos.

No importa que ella haya fallecido hace 179 años. Gracias a mis rezos, imaginación y algo de inspiración de la difunta Hermana Maureen Scott, quien una vez me comentó sobre cómo sería una conversación entre Catalina y el Cardinal John Henry Newman, igualmente he presentado lo que sería una conversación entre Catalina y yo en medio de la pandemia de coronavirus.

Se ha editado esta entrevista ficticia para mayor brevedad y claridad. [Todas las respuestas son citas atribuidas a Catalina. Muchas de estas citas provienen de sus escritos a Mary de Sales White].


P: A raíz del distanciamiento social causado por esta pandemia, muchas personas están ahora trabajando desde sus hogares. Pero resulta que el hogar ofrece muchas distracciones, por ejemplo, los hijos. Además del estrés de mantenernos saludables y empleados, también debemos instruir a nuestros hijos en la educación escolar que se están perdiendo. Sin llegar a una meta final de esta nueva realidad, ¿cómo podemos manejar este recién adquirido, estresante y desconocido sin fin?

R: La lección más simple y práctica que conozco…es resolver ser una buena persona hoy, pero mejor mañana. Tomemos un día a la vez…así podemos esperar seguir dando pasos cortos, cautelosos, no grandes zancadas. [Además] hacer una sola cosa a la vez. Tienen quince horas desde las seis hasta las nueve.

P: Kitty Mac — ¿puedo llamarte Kitty Mac? Hay plataformas digitales llamadas medios sociales. Es como la vida real pero mucho peor. Muchos estamos usando más los medios sociales para mantenernos en contacto y comunicarnos con nuestros seres queridos debido a las órdenes de distanciamiento social o confinamiento total. ¿Qué podrían decir cuando nos encontramos con personas que dicen cosas salaces, engañosas o falsas? ¿Qué hay acerca de las personas que publican más selfies (autorretratos) en un día que cuentas en un rosario?

R: No permitan que las cruces irriten o fastidien. Traten de ver a todos con paz y tranquilidad.

[Le informo a Kitty Mac que esa es una respuesta que aparece mucho en Tweeter y que se comenta mucho en este medio, y luego vamos por la tangente acerca de #CatholicTwitter. Parece estar muy fastidiada].

P: Las reuniones y misas están prohibidas, al igual que las iglesias y muchos otros lugares y localidades especiales de la comunidad. Se requiere el distanciamiento para controlar el virus; la soledad y el anhelo de estar con amigos, familiares y en comunión está aumentando. Tienen que improvisar cuando no se puede asistir a la misa. ¿Cómo podemos reconciliar nuestro deber de distanciarnos con nuestro deseo innato de estar juntos?

R: Tenemos un sólido consuelo en este pequeño andar, nuestros corazones pueden permanecer en el mismo lugar, centrados en Dios, por quien sólo avanzamos o nos detenemos

P: ¿Qué podemos hacer, individualmente, para mantener nuestro buen juicio y trabajar solidariamente en medio de este sufrimiento?

R: Procuremos utilizar estos días, como debemos desear que haya sido el pasado. Entremos en el espíritu de la Iglesia, haciendo de este tiempo una verdadera temporada de penitencia, mortificando el orgullo de la opinión propia, realizando todo con un corazón humilde.

P: ¿A quién acudiremos en esta pandemia? Nuestro bienestar y sistema de salud están al borde, nuestra economía y medios de subsistencia están en gravísimas dificultades. Nuestras respuestas parecen muy desarticuladas desde una perspectiva global, nacional e incluso individual. ¿En quién confiaremos o imploraremos por ayuda? Comprensiblemente, en los expertos en salud, pero ¿qué pasa con nuestros líderes locales, nacionales y mundiales?

R: Nunca podremos decir que es suficiente. Dios y sólo Dios debe ser el motivo principal de todas las acciones —es esta intención pura de complacer a Dios lo que hace que el buen trabajo sea valioso y meritorio. Sin esto…las acciones y los sacrificios más heroicos son de poco valor.

P: Con el debido respeto, no estoy muy seguro de que todas las personas están empleando intenciones puras.

R: Dios y sólo Dios.

P: Pero, lo que quiero decir…

R: ¡Dios y sólo Dios! [Y] Las obras de la misericordia nos unen mucho más estrechamente a Él.

[Silencio incómodo]

P: Me ha emocionado tu Suscipe, y le he pedido a Dios que quite toda ansiedad dolorosa de mi corazón. Más allá de la ansiedad, siento una creciente ira. Al igual que muchas de tus hermanas, las personas que quiero son enfermeras, y estoy enojado porque ellas y tantas personas no tienen el equipo médico que necesitan para mantenerse a salvo a sí mismas y las personas a las que sirven. ¿Qué remedio hay para controlar nuestra ansiedad y enojo para que podamos estar presentes, calmados y al servicio?

R: ¡Dulce misericordia! Paz reconfortante, paciente, amable … mansa que a dónde sea que llega [y] elimina nuestro dolor. Debemos tratar de ser como esos ríos que desembocan en el mar sin perder la dulzura de sus aguas.

P: Se te ha citado diciendo que los comienzos son de gran importancia. ¿Dónde podemos empezar a ayudar o a sanar? La enormidad de esta pandemia parece abrumadora. Mantener a nuestras familias o aquellos con quienes convivimos seguros y saludables, e intentar mantener nuestros empleos o encontrarnos desempleados es una nueva realidad aterradora para muchos. Innumerables personas necesitan mucha ayuda, y tantos líderes parecen no cumplir con las expectativas.

R: Dios nos habla por medio de sus inspirados apóstoles diciendo —ayúdate a ti mismo. Vayamos a menudo al pie de la cruz y reposemos en las heridas de Jesús. Él nos ha escrito en sus manos. ¿Acaso no deberíamos escribir sus heridas en nuestras mentes y corazones?

P: Aun estamos en las primeras etapas de esta pandemia. Parece que estamos mucho más cerca del inicio del distanciamiento social y otros cambios, y por lo tanto puede que transcurran muchas semanas o meses antes de «doblar la esquina», o que recobremos una semejanza de cómo solíamos trabajar, reunirnos y mostrar un tierno afecto. ¿Puedes darnos un consejo de despedida sobre cómo debemos continuar cuando aún no podemos ver el final?

R: La impresión que nos dejó la meditación de cuarenta días acerca de las humillaciones, la mansedumbre y la perseverancia inquebrantable de Cristo nos ayudará en cada ocasión dificultosa…oren por su porción de la gracia pascual. Recen ferviente y constantemente, no se den por vencidos…


¿Más inspiración de Catalina y la Misericordia mientras que #permanecer-en-casa-salva-vidas (#stayhomesavelives) es nuestro himno actual durante la pandemia? A continuación, se provee una lista inagotable de muy buenas lecturas: