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Una invitación a responder a la pandemia con amor

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Por la Comisión Voz Profética, Hermanas de la Misericordia de CCASA (Caribe, Centroamérica y Sudamérica)*

Nos gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones en relación a estos tiempos imprevistos, difíciles y dolorosos que estamos transitando, pero sobre todo queremos dejar con ustedes un pensamiento de esperanza que nos permita ver las oportunidades para construir un mundo según el corazón de Dios. En estos tiempos inciertos contamos con la certeza del amor como fuerza de Vida.

La pandemia está siendo  presentada como una crisis sanitaria, pero va más allá de eso. La pandemia ha desnudado la crisis económica, social y existencial que el sistema neoliberal, patriarcal, militarista y racista, ha llevado a la mayoría de ciudadanos de nuestra Tierra y latinoamericanos. Está relacionada con las recetas del sistema neoliberal, recortes en los servicios públicos (salud, previsión, educación), es decir la «flexibilización» de los derechos económicos, sociales y culturales, poniéndolos en manos privadas. La mayor inversión de los Estados Nacionales se ha centrado en el fortalecimiento de las fuerzas militares y la compra de armas para la guerra. Por otro lado hablan de desarrollo, privilegiando el saqueo extractivita, fortaleciendo al sector financiero y a grandes corporaciones, en detrimento del sector obrero, campesino y de las comunidades indígenas al ser expropiados de sus territorios.

El coronavirus ha sacudido los cimientos de este sistema biosida. Las emociones nos desbordan, el miedo a la muerte aflora, la incertidumbre se hace presente en medio de una cuarentena que nos obliga a parar. Parar, dar paso al tiempo del no tiempo, en donde la vida encuentra la posibilidad de regenerarse. Parar, dar paso a la acción de la no acción, estar en casa, reconquistar el tiempo interior que nos permita reflexionar, callar para sentí-pensar, orar, meditar, leer, sembrar, cocinar, cantar, bailar, hacer gimnasia, hacer arte/sanías, charlar aunque sea a través de las rejas o la tecnología. Oportunidad para redescubrir nuestras interrelaciones y revisar  nuestros estilos de vida para no regresar a la normalidad.

Se ha dicho «No podemos volver a la normalidad porque la normalidad es el problema». Estamos de acuerdo con ese pensamiento, lo normal es el empobrecimiento de las grandes mayorías, lo normal es el encarcelamiento y muerte de defensores de los bienes comunes de la naturaleza. Lo normal es la violencia contra las mujeres, la violencia sexual y el feminicidio. Lo normal es la explotación de los seres vivos, es la esclavitud, es la desaparición de  miles de especies de nuestro planeta. Las aguas gritan, los bosques mueren, la Madre Tierra está devastada, por el estilo de vida que la normalidad de este sistema nos ha impuesto.

Hemos estado viviendo un proceso acelerado de descentramiento, que nos ha alejado de nuestra esencia como seres humanos y ha colocado la vida de nuestro cuerpo planetario al borde de la extinción. La disyuntiva está planteada en este momento con tanta claridad, “Mira que pongo ante ti la vida o la muerte, escoge pues, pero escoge la Vida. (Dt. 30:15-19)

Esta crisis nos  pone  a  considerar los cambios que como humanidad tenemos que hacer. Sin duda es un momento crucial que revela lo más hermoso del corazón humano y al mismo tiempo lo más cruel del sistema neoliberal con su desvergonzada  desigualdad e indiferencia entre los seres humanos y la exclusión de los otros seres vivos de su derecho a su hábitat, y a una vida segura.

Es un tiempo de Kairós, el paso en medio de la muerte, del Espíritu de Vida. Muchas personas se organizan, sale a la luz el amor comprometido que a  pesar del aislamiento social, no se limita para impulsar la organización que busca ayudar, consolar,  animar,  acompañar.  Estamos creciendo  en solidaridad,  en búsqueda de justicia, altruismo, hermandad, afirmación de la vida y paz.

Estamos siendo afirmadas a reconocer nuestra capacidad de solidaridad que se alimenta de los valores de nuestros pueblos y su lucha histórica en defensa de la vida. Mirar, escuchar, actuar desde el sentir de nuestros pueblos, es la fuente de nuestra esperanza.

Dejemos salir la creatividad para organizarnos, apoyarnos y seguir caminando junto a nuestros pueblos. Cambiar de adentro hacia afuera, puede frenar el resurgir de este sistema global autoritario, inhumano, biosida.

Es el tiempo de las preguntas para romper las reglas de la normalidad y limpiar nuestras mentes y corazones, es el tiempo del amor y la solidaridad.

Dios de Sabiduría y Misterio en este tiempo de pandemia ¿A qué nos invitas a responder como familia de la Misericordia?


*La Comisión Voz Profética de CCASA está compuesta por asociada Nelly Del Cid y de las Hermanas Tita López, María Ines Olguín, Masbely Del Cid, Dina Altamiranda, Ana Siufi, Terry Kimingiri y Carmen Rosa Ccallomamani.