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Por Amanda LePoire

En más de 50 años como Hermana de la Misericordia, la Hermana Victoria Incrivaglia ha servido como maestra y terapeuta profesional. Pero el regalo de una cámara digital para su 50° jubileo reavivó su pasión por la fotografía, y esto se ha vuelto un catalizador para rediseñar los enfoques terapéuticos de su servicio.

Casi 20 de los 37 años que la Hermana Victoria pasó como terapeuta profesional fueron en los Servicios de Asesoría McAuley, de la que fue cofundadora en 1999 en Springfield, Missouri. Pidió un año sabático, sabiendo que era el momento adecuado para iniciar una transición y un viaje profesional diferente. Simultáneamente, se dirigió a la directiva pues padeció de una pérdida auditiva y por las implicaciones que esto conllevaba para el desempeño de su servicio.

La directiva de los Servicios de Asesoría McAuley estuvo discerniendo sobre el futuro del programa, del cual también nacieron los Servicios Holísticos McAuley. Su nueva visión incorpora las habilidades de la Hermana Victoria como terapeuta a través de un compromiso por la fotografía contemplativa, un servicio que conmovió profundamente a la Hermana Victoria mientras participaba en un programa certificado de fotografía. La Hermana Victoria sabía que quería desarrollar algo más de las habilidades específicas de la fotografía, de las que enseñaban en el programa, así que empezó a leer libros sobre la fotografía contemplativa._x0014_

La diferencia entre mirar y ver

«Hay una diferencia entre mirar las cosas y verlas», anota. «Revisar tus fotos permite a la gente volver a las experiencias y, quizá, “ver” cosas en una nueva perspectiva».

«La fotografía permite recibir un don», añade. «Es usar todos tus sentidos para captar el momento y usar la cámara para verlo. Ver tus fotografías elaboradas genera sentimientos y memorias; toca todas tus emociones. Hay algo de sanador en la fotografía».

Garza azul fotografiada por la Hermana Victoria en marzo de 2019, mientras vacacionaba en el hogar de la Misericordia en Gulf Shores, Alabama.
Garza azul fotografiada por la Hermana Victoria en marzo de 2019, mientras vacacionaba en el hogar de la Misericordia en Gulf Shores, Alabama.

Después de completar el programa de certificación en fotografía digital, la Hermana Victoria consiguió a un fotógrafo local como mentor. Dice que comprendió de inmediato el aspecto sanador de la fotografía digital. Su plan a largo plazo es desarrollar un programa de fotografía contemplativa para todas las edades, de cualquier ingreso económico y habilidades.

«La fotografía es un modo de comunicar y un modo de documentar hechos en la vida», dice. «Las fotos pueden ser un diario expresivo que comunica momentos, sentimientos y pensamientos».

Peldaños en servicio

Reflexionando en este nuevo servicio y su movimiento interno, la Hermana Victoria dice que se da cuenta que «todo ha sido un peldaño para llegar a este momento».

Sintió el llamado a la vida religiosa en la escuela primaria y al matricularse en la escuela secundaria de la Misericordia en San Louis conoció a las Hermanas de la Misericordia. Durante la secundaria, su camino hacia la vida religiosa se fortaleció mediante el contacto que tuvo con las hermanas.

«Las hermanas eran un “mosaico de la Misericordia”», dice. «Cada una tenía una pieza de Misericordia la cual demostraban y practicaban. Ellas me llegaron al corazón, y ahí supe que la Misericordia era mi camino».

Después de ingresar a la comunidad, la Hermana Victoria enseñó en la secundaria por siete años antes de obtener una maestría en trabajo social en la Universidad de San Louis, lo que ella ve como una transición natural.

«La terapia tiene que ver con la educación», dice la Hermana Victoria. «Es una parte integral, sin importar lo que hacemos. Ser una trabajadora social clínica profesional te permite enseñar nuevas habilidades a los demás, escuchar y caminar con la gente en su caminar por la vida».

Hermana Victoria Incrivaglia
Hermana Victoria Incrivaglia

Mientras estaba en el Equipo de Incorporación de San Louis, conoció a la Hermana Ann Crouse del equipo de liderazgo comunitario regional de Dallas, Pennsylvania, y ambas discutieron cómo colaborar para servir a las mujeres y los niños. Hubo otros servicios para la Hermana Victoria antes de empezar en la Asesoría McAuley, pero su participación en la asesoría ambulatoria en Springfield, Missouri, le brindó información y herramientas para desarrollar prácticas sobre salud mental. En 1999, la Hermana Ann y ella formaron una mesa de asesoría y solicitaron subvenciones de sus comunidades regionales. Ese año, nació la Asesoría McAuley.

«De haber conocido todos los detalles, hubiéramos dicho que no había modo de hacer esto», recuerda la Hermana Victoria.

Por más de 20 años en funcionamiento, Asesoría McAuley brindó más 25,000 sesiones de asesorías de salud mental en el área de Springfield y en San Louis donde se trasladó en 2012.

Ha sido en los últimos años que la Hermana Victoria se dio cuenta de que era tiempo de embarcarse en un camino diferente, y está mirando hacia el futuro con entusiasmo. La Hermana JoAnne Jones se mudará en julio a San Louis donde se reunirá al personal del Holístico McAuley, ofreciendo dirección espiritual y talleres. La Hermana Ann continuará con el trabajo administrativo, y la Hermana Victoria iniciará el aspecto contemplativo fotográfico del programa al finalizar su año sabático.

«Todo fue una superposición», reflexiona. «Todo fue providencial. Todas mis experiencias de servicio han sido un viaje donde cada uno se encadena al anterior. Realmente no conocemos los desvíos que sucederán en el camino, pero ciertamente son parte del viaje y traen consigo desafíos y crecimiento. Estamos agradecidas por todas estas experiencias y oportunidades».