Es con profundo horror y tristeza que hemos visto las continuas acciones de la administración Trump hacia las personas migrantes, persiguiendo y aterrorizando a mujeres, hombres trabajadores e infantes, que no son delincuentes, sino personas que llegaron al país en busca de una vida mejor.
Lo más perturbador ha sido el encarcelamiento sin el debido proceso y, en muchos casos, sin acceso a la asistencia legal. El debido proceso está garantizado para todas las personas en la Constitución de los EUA, independientemente de su situación migratoria.
La semana pasada, Presidente Trump y diferentes representantes del Gobierno visitaron un centro de detención recién construido en los Everglades de Florida, el llamado «Alligator Alcatraz», un lugar remoto con poca protección contra las inclemencias del tiempo. La creación de estas instalaciones supone un paso más en la espiral de crueldad deliberada, y el propio presidente visitó el lugar, sonriendo y bromeando sobre el peligro que suponen los caimanes como guardias, lo que demuestra un desprecio infame por la dignidad humana.
Rechazamos esta actitud deshumanizadora hacia quienes están en detención bajo el pretexto apenas velado de la ley y el orden, que, al igual que otras medidas adoptadas en los últimos meses, crea una estructura que permite intensificar la crueldad desenfrenada y la militarización de nuestras comunidades. El proyecto de ley de financiación que Presidente Trump promulgó la semana pasada ofrecerá miles de millones de dólares para impulsar una campaña de detenciones y deportaciones masivas.
Muchas personas están siendo deportadas a terceros países, en naciones con violencia y violaciones de los derechos humanos, donde no tienen acceso a asistencia jurídica ni vías para ser liberadas.
Las Escrituras nos dicen que nos amemos recíprocamente, que acojamos al extranjero, que ayudemos a quienes más lo necesitan. Las Hermanas de la Misericordia y muchas otras religiosas que llegaron por primera vez a este país para atender a las familias inmigrantes, están viendo de cerca los daños causados por las políticas crueles.
Estas acciones de la administración Trump son una burla al Evangelio.
En lugar de separar familias, traumatizar a la niñez y encerrar a inmigrantes, los funcionarios deberían buscar soluciones políticas reales, como crear un programa de legalización para inmigrantes que han vivido en este país durante años y han contribuido con su arduo trabajo a nuestra economía, así como crear vías para defender el derecho fundamental a solicitar asilo, refugio y protección humanitaria.