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Por la Hermana Moira Flynn

El 8 de mayo, celebramos la fiesta de La Virgen de Luján, Patrona del pueblo argentino. Una pequeña imagen emblemática que convoca las mayores manifestaciones de fe popular es venerada en el Santuario de Nuestra Señora de Lujan, ubicado en la provincia de Buenos Aires de Argentina. Muchos padres cristianos piden el Bautismo para sus hijos en ese Santuario mariano, con lo cual manifiestan la fe en la acción maternal de María que siempre engendra nuevos hijos para Dios.

En Luján, puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a sus hijos/as que peregrinan con fe para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí, la Virgen, les da su consuelo maternal, como a San Juan Diego y les dice al oído: “No se turbe tu corazón … ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?

El culto a la Virgen de Luján, ha sido en nuestra tierra argentina, un medio para inculturar la fe de muchas generaciones.

Todos los años, el primer domingo de octubre, caminan en peregrinación, miles de jóvenes desde el sábado por la tarde y toda la noche…hasta la Basílica de Nuestra Señora de Luján. Las circunstancias históricas que viven y el bien de todo el pueblo, están presentes en el protagonismo y la oración de los jóvenes por medio de los “lemas” anuales: “María de Luján queremos el camino de la justicia”, “Con María construyamos una patria de hermanos”, “La juventud peregrina a Luján por la patria”…

La canción que identifica a la peregrinación, desde 1975, es conocida como: “Tiempo de América”: “Es la Virgen de Luján, Madre gaucha como no hay, quien nos va a acompañar al caminar, los jóvenes estamos presentes testigos de tu gran amor”.

El propio dinamismo, de la fe del pueblo, se expresa en el hecho de caminar junto a muchos/as otros hacia la Virgen. Para la juventud lo más importante, más que el caminar-es llegar al Santuario para encontrarse cara a cara con la Virgen. Ese deseo de mirarla y dejarse mirar por Ella, abre sus corazones a la fe y confianza en su maternal cariño.