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Haciendo una peregrinación de esperanza con los Reyes Magos de hoy en día 

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Hermana Patricia Moriarty, RSM 

Recorrer 800 kilómetros a pie por España como peregrina en el Camino de Santiago ha cambiado para siempre mi forma de ver la esperanza del Adviento.  

Mientras caminaba el equivalente a una media maratón diaria el otoño pasado, soportando ampollas y dolores musculares, y recibiendo innumerables momentos de bondad de gente extraña, obtuve una nueva perspectiva sobre por qué el Papa Francisco llamó a las personas de fe y buena voluntad a ser «Peregrinos de Esperanza» durante este Año Jubilar de Esperanza. Y sobre por qué esta esperanza es especialmente pertinente para el Adviento.  

«¡Que la esperanza llene nuestros días!», exclamó el Papa Francisco al abrir el Año Jubilar, señalando que «la esperanza no defrauda» (Romanos 5, 5). 

A medida que el Año Jubilar entra en sus últimas semanas de este Adviento, yo les invito a ustedes y a mí misma también, a que elevemos en oración a los peregrinos de esperanza en nuestras vidas. Quizás podamos pensar en ellos como los Reyes Magos de la actualidad, cuya presencia hace que los momentos de desafío sean más llevaderos y llenos de gracia. Los regalos más importantes de los Reyes Magos a la Sagrada Familia no fueron el oro, el incienso y la mirra, sino su disposición a estar presentes para el niño vulnerable y sus padres, a pesar de un arduo viaje durante el cual arriesgaron sus vidas.  

Hermana Patricia Moriarty

Los Reyes Magos emprendieron una peregrinación siguiendo una estrella. Para el Año Jubilar, el Papa Francisco llamó a los fieles a ser peregrinos, cautivándonos con bellas imágenes: «Transitar de un país a otro, como si no importaran más las fronteras, y pasar de una ciudad a la otra contemplando la creación y las obras maestras de arte, nos enseña a atesorar la riqueza de diferentes experiencias y culturas, que nos inspira a elevar esa belleza, en oración, a Dios, en Acción de Gracias por las maravillas que realiza». 

Estas conmovedoras palabras e imágenes del Papa Francisco resonaron con mi propia experiencia. Como peregrina, caminé con muchas personas diferentes hacia un destino común: la Catedral de Santiago de Compostela, en el noroeste de España, donde se cree que está enterrado el apóstol Santiago. Aprendí por mí misma que la peregrinación es una experiencia comunitaria que te une a quienes peregrinan contigo y trascienden las diferencias culturales y lingüísticas. Y experimenté lo mejor de la humanidad. 

Así como los Reyes Magos presentaron tres regalos al Niño Jesús, yo recibí tres regalos durante mi peregrinación por el Camino. Primero, una joven alemana me dio una pequeña bola de lana de cordero para proteger mi tobillo del roce de mi bota. Luego, una taiwanesa me regaló una manzana y un pastelillo un domingo por la mañana cuando no había nada abierto. Y tercero, un joven y su madre de Perú nos dieron a mí y a un amigo un viaje en taxi cuando estábamos agotados, y no nos quisieron cobrar. ¡Los «Reyes Magos» que conocí eran del norte, sur y oeste! Su generosidad me llenó de esperanza y gratitud, una invitación para mí a su vez para ofrecer regalos sencillos a otros peregrinos. 

Los Reyes Magos de las Escrituras emprendieron la peregrinación para ver al Niño Jesús. Como eran personas de esperanza, escucharon sus sueños, que les advertían que regresaran a casa por un camino diferente, para evitar al rey Herodes y proteger al niño Jesús. Todos los días podemos comprometernos con los demás en un espíritu de peregrinación esperanzada en nuestro hogar, pueblo o ciudad, oyendo y respondiendo a las necesidades de quienes nos rodean. 

Cuando estaba exhausta durante mi peregrinación, reflexioné sobre los migrantes que había encontrado hace varios años en la frontera entre Estados Unidos y México: personas de esperanza que emprendían viajes peligrosos y difíciles para crear una vida mejor para ellos y sus hijos. ¿Cómo podrían las esperanzas y necesidades de las personas migrantes de hoy invitarnos a actuar en este Adviento? ¿Cómo podemos encarnar el Año Jubilar de la Esperanza y ser «Reyes Magos» ofreciendo luz y presencia a familiares, amigos y desconocidos?  

Así como los Reyes Magos trajeron regalos al niño Jesús, que podamos compartir los preciosos dones de esperanza, alegría y paz de Cristo con todas las personas con quienes nos encontremos en este sagrado tiempo de Adviento.