Al prepararnos para celebrar el 10º aniversario de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco el 24 de mayo, la importante enseñanza que urge al cuidado de nuestra casa común, invitamos a la comunidad de la Misericordia a un compromiso más profundo a través de una serie de historias que muestran cómo las hermanas y otras personas han respondido a la encíclica. Sus historias inspiradoras forman parte de la participación del Instituto en el Año Jubilar, cuando el Papa Francisco nos llama a ser Peregrinos de la Esperanza.
Por Compañera en Misericordia Andrea Vettori, (Maestría en Enfermería, Enfermera Practicante Registrada Certificada)
La Granja Santuario de Filadelfia (Sanctuary Farm) se dedica a abordar las disparidades de salud mediante el acceso a productos frescos, educación nutricional y espacios comunitarios seguros en el norte de Filadelfia. Allí proporcionamos un espacio verde acogedor y hermoso para todas las personas, fomentando el sentido de comunidad y de conexión con la Tierra.

Como compañera en Misericordia y enfermera practicante al servicio de comunidades marginadas, me sentí llamada a ir más allá del entorno clínico para mis pacientes, muchos de los cuales carecen de acceso a recursos que otros pueden dar por sentados: alimentos frescos y saludables, entornos seguros para construir comunidad y oportunidades para relacionarse con la naturaleza. La Granja Santuario se fundó el Día de la Madre de 2017 y desde entonces ha crecido hasta servir a más de 450 familias al año, ofreciendo productos locales gratuitos junto con clases y programas que promueven la curación, no solo para la persona, sino para toda la comunidad y Tierra.
Esta misión está profundamente alineada con Laudato Si’, la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común. En Laudato Si’, el Papa Francisco nos insta a escuchar «tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (Laudato Si’ 49), reconociendo que estos dos reclamos están interconectados: la degradación ecológica y la injusticia social a menudo van de la mano.

En la Granja Santuario, somos testigos de esta conexión a diario. Muchos de nuestros vecinos se enfrentan a la inseguridad alimentaria y al acceso limitado a alimentos frescos y nutritivos. Al mismo tiempo, los terrenos urbanos suelen estar abandonados o contaminados. Al transformar los terrenos baldíos en prósperos huertos, ayudamos a restaurar tanto la salud medioambiental como la dignidad humana. Como dijo uno de los primeros visitantes de nuestra granja: «No sólo nos alimentan, nos curan».
Laudato Si’ nos llama a adoptar una «ecología integral», un enfoque que reconoce las profundas interconexiones entre las preocupaciones ambientales, económicas, sociales y culturales. La Granja Santuario encarna esta visión. No nos limitamos a cultivar alimentos, sino que fomentamos las relaciones, capacitamos a las personas y cultivamos un espíritu de custodia de la creación.
La encíclica también destaca la importancia de las pequeñas acciones locales. Como escribe el Papa Francisco: «Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas» (Laudato Si’ 211). Cada semilla que plantamos, cada taller que ofrecemos y cada vecino que acogemos en el jardín contribuyen a un movimiento más amplio hacia la justicia ecológica.
En una ciudad a menudo azotada por la desigualdad, la violencia y el daño medioambiental, la Granja Santuario se erige como un signo vivo de esperanza y sanación. Es un espacio donde Laudato Si’ echa raíces: en la tierra, en las manos que la cuidan y en la comunidad que florece gracias a ella.
