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Hermana Monica Kostielney

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Edad 69

Defensora incansable de la justicia, Hermana Monica fue respetada y amada profundamente por su trabajo. Conocida por casi todas las personas en la Capital Estatal de Michigan, ella promovía el bien común a nivel del estado y fue venerada y respetada por legisladores y oficiales elegidos de ambos partidos políticos.

Educada en la Primaria Parroquial de San Francisco de Asís y en la Preparatoria de Nuestra Señora de la Misericordia, las dos en Detroit, Michigan, Hermana Monica entró a las Hermanas de la Misericordia a los dieciocho años en Detroit. Ella era aprendiz y lectora prolífica y obtuvo licenciatura de la Universidad de la Misericordia en Detroit, Michigan, maestría en inglés y estudios medievales de la Universidad de Detroit e hizo estudios posgraduados en la Universidad de Columbia en Nueva York, Nueva York.

Por quince años, ella enseñó en escuelas católicas en el área de Grand Rapids, Michigan. En 1972, fue voluntaria para la Conferencia Católica de Michigan, la voz oficial de la Iglesia Católica en Michigan sobre asuntos de política pública, en una iniciativa de votación y descubrió su verdadero llamado vocacional. Ella trabajó como su coordinadora de educación por diez años y, en 1994, fue nombrada presidenta y directora ejecutiva – un puesto que mantuvo con distinción – hasta su jubilación en 2010.

Hermana Monica ganó importancia en la Iglesia cuando no había muchas mujeres en liderazgo. Abrió nuevos horizontes como la primera mujer en Estados Unidos que sirvió como la encargada de una Conferencia Católica y como la primera mujer elegida Presidenta de la Asociación Nacional de Directores de Conferencias Católicas. Ella también recibió la medalla Santa Cruz Pro-Ecclesia et Pontifice del Papa Benedicto XVI por su servicio a la Iglesia Católica.

Después de una carrera de casi cuatro décadas en la Conferencia Católica de Michigan, Hermana Monica se jubiló al centro de jubilación Círculo de Misericordia en Chicago donde siguió celebrando las alegrías de la vida rodeada de su comunidad religiosa y su familia. Ella fue una persona de gran fe, con un compromiso fuerte a la oración y a su vida espiritual. Ella también apreciaba las artes y le encantaba compartir música, teatro y las artes visuales con sus amistades y familia.