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Compositoras de la Misericordia dan alas de oración

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Por Liz Dossa

«La música tiene una forma especial de tocar nuestros corazones, de abrir el misterio. Como es un arte social, nos permite hacer esto juntas como Comunidad. La música amplía y expande el mensaje».

Hermana Suzanne Toolan

La canción es profunda en el tejido de vida de la Misericordia. Un Suscipe reverbera a través de una congregación de la Misericordia reunida para el día de Fundación en Chicago. Las palabras familiares «Dios mío, soy tuya» son una preciosa afirmación de compromiso. Las hermanas están atentas, mientras cantan la oración familiar con la música.

En California, las hermanas, de pie con las manos extendidas cantan un vigoroso «Amén» en bendición sobre las nuevas líderes. En Guam, un Te Deum en chamorro («Hagu Yu’os, Te Deum») se eleva a través de una capilla.

Para algunas hermanas, componer música no es solo un pasatiempo o algo de lo que disfrutan, sino una parte integral de sus vocaciones que se manifiesta de diferentes formas en sus vidas de servicio.

Estudio y preparación

En los últimos 60 años, Hermanas Marian Arroyo, Jeannette Goglia, Claudette Schiratti, Cynthia Serjak y Suzanne Toolan han puesto en papel la creación de una melodía que combine con las palabras. Aunque muchas hermanas han compuesto música para ocasiones especiales, a menudo por oído, pocas han hecho de la composición un enfoque para sus ministerios. Para estas pocas, la música es esencial en sus vidas. Sus vidas musicales comenzaron en la infancia.

«He sido música desde segundo grado, cuando toqué piano. Estuve en la orquesta tocando el violín», dice Jeannette, quien compuso «El Círculo de la Misericordia».

Para séptimo grado, Suzanne tocaba el órgano de la iglesia en Lansing, Michigan y ganaba 25 centavos por misa.

Hermana Marian Arroyo aprovecha de sus estudios en música y liturgia al dirigir el coro en una Misa del 60º aniversario de las Hermanas Mary Cecilia Camacho, Mary Jeanette Leon Guerrero, Mary Brigid Perez y Mary Stephen Torres en Hagatna, Guam.

Marian recuerda sus primeros años en Guam: «Conforme iba creciendo, cantar en coros de la escuela y de la iglesia, tener clases de música y conciertos escolares y musicales se sumaron a la musicalidad de mi experiencia».

El entrenamiento intenso en la música y composición siguió su interés inicial. Marian estudió música y liturgia en la Universidad Católica de Washington, D.C. Claudette tiene una licenciatura y dos maestrías en música. Suzanne tiene un título en música de la Universidad del Inmaculado Corazón y ha enseñado liturgia.

La vida religiosa como una oportunidad creativa

Después de que estas mujeres ingresaron a las Hermanas de la Misericordia, el ser música era solo una parte del servicio en la enseñanza o del trabajo pastoral. Siguiendo el carisma de la Misericordia, se convirtieron en maestras, directoras de coro y trabajadoras pastorales. Su talento y amor por la música florecieron tocando, dirigiendo y componiendo.

Una de las mayores dificultades para cada compositor/a es encontrar grupos que canten o toquen sus obras. Las nuevas obras son un riesgo. En Leipzig, Alemania hace 300 años, Johann Sebastian Bach tenía un grupo de cantantes que ejecutaba sus obras cada domingo. ¿Cuántas de sus 275 cantatas se habrían compuesto sin ese coro de la iglesia?

Al igual que Bach, estas hermanas dirigieron coros a los que pudieron preparar y enseñar nueva música. Jeannette ha tenido artistas cautivadoras/es la mayor parte de su vida. Estaba inmersa en la música en su comunidad de Merion, Pensilvania, componiendo para las melodías para el Oficio de las hermanas. Jeannette enseñó durante 30 años en la Academia de la Misericordia Merion, donde fundó el programa de música y teatro y era conocida por su viva inspiración.

Suzanne creó una «schola» para las hermanas en Burlingame a fines de la década de 1950. Su dirección y música alimentaron al grupo especial de novicias y a la propia Suzanne. «Me gusta componer para un grupo que conozco», dice. Ella compuso «Yo soy el pan de vida» para un evento arquidiocesano.

Con su característico brazo derecho levantado, ella necesitaría más tarde cirugía de reemplazo de hombro en ambos brazos, Hermana Suzanne Toolan dirige un coro, incluidas las Hermanas de la Misericordia con hábito, en 1970.

Las exigencias prácticas del servicio fueron un don. «Tuve un buen coro que cantaba cualquier cosa que se les ponía por delante. Para una liturgia del Día de la Misericordia, fue muy tentador, incluso atractivo pensar: ‘Si compongo esta pieza, funcionará porque las hermanas la tomarán’», dice Cynthia. «Tuve la fortuna de tener ese ambiente en Pittsburgh por 20 años».

Cynthia compuso el «Amén» que se canta a menudo para la Comunidad de la Misericordia porque «quería algo más largo de lo que ya teníamos». Se me ocurrió agregar «celebramos, bendecimos», y las hermanas me han dicho que lo usan en sus parroquias».

También, como Bach, cada una de estas compositoras fue impulsada por plazos establecidos y solicitudes de música para los capítulos, encuentros, Días de Fundación. Suzanne compuso, durante años, una canción para cada graduación de la Secundaria de la Misericordia en Burlingame. Se les pidió a estas hermanas que compusieran piezas musicales para la fundación del Instituto en 1991.

Cuando la legendaria música de la Misericordia, Hermana Dolores Nieratka, pidió a las hermanas compositoras que enviaran su música para el CD y el libro Círculo de la Misericordia en 1992, enviaron 40 canciones de todo el mundo. Jeannette compuso su «Círculo de la Misericordia» en 1993 y fue parte de su grabación para el álbum. Se ha usado miles de veces en todo el mundo en las comunidades de la Misericordia, para expresar la unidad profunda de la Misericordia.

Música profesional durante muchos años, la Hermana Claudette Schiratti se identifica más como intérprete que como compositora. «Dedico más tiempo practicando órgano y piano que componiendo, pero si es necesario hago tiempo para ello», dice ella. Fue invitada a componer la música procesional de apertura para el evento fundador en 1991. «Comenzó con Trocaire y ‘Bailando, cantando, haciendo círculos’ y luego incorporó frases de los cantos Salve Regina y Veni Creator Spiritus para la música procesional de apertura».

Palabras, melodía y oración

Aunque la petición de una pieza puede motivar a una compositora, el proceso de componer es un misterio incluso para quienes practican el arte. Encuentran que la música y la oración se entretejen. Jeannette ha notado que la música surge de su vida de oración. «Tomo notas en los retiros en mi libro de oraciones, y la música surge de esas palabras», dice. «Una artista puede caminar hacia un bosque y ver arcos y líneas y luego agregar color. La música es así. Primero los sonidos de las palabras, luego variedad de colores».

El ritmo y textura de las palabras le sugieren música a ella. «Es mejor escribir en latín. Es mucho más musical», dice. «El inglés es un idioma muy áspero, es difícil obtener lo cálido de la oración».

Por otro lado, el lenguaje de la oración es clave para quienes cantan. Suzanne compuso «Yo soy el pan de vida» durante la década de 1960, cuando la liturgia se proclamó y cantó por primera vez en inglés; la canción se ha extendido por todo el mundo y ha sido traducida a 25 idiomas.

Hermana Mariella Bradley, voltea páginas (cuando no toca la flauta) mientras Hermana Cynthia Serjak toca el órgano en la capilla de la Misericordia de la Casa Madre en Pittsburgh.

Cynthia enfatiza que «la música está muy ligada al significado de las palabras. Tengo mucho cuidado de mejorar la oración y no distraerme de ella, incluso en las frases hermosas».

Cuando Marian regresó a Guam en 1996, dice: «Descubrí la necesidad de componer música litúrgica en el idioma de nuestros nativos, así que llené los vacíos, por así decirlo. Después de una sugerencia casual de escribir una misa en chamorro para el arzobispo que estaba celebrando su 25 aniversario sacerdotal, terminé escribiendo la primera misa de chamorro, Misan Santa Marian Kamalen, en honor de Nuestra Señora de Camarín, patrona de Guam y las Islas Marianas». La gente de Guam estuvo muy agradecida de tener una pieza en su idioma, dice, y se hizo una grabación.

Desafíos para publicar

¿Es publicar importante para estas compositoras? Satisfacer a un editor es muy diferente a satisfacer a una comunidad. Requiere tiempo y esfuerzo enviar material a editores, así como capacidad de aceptar el rechazo. «Muchos editores de música católica se enfocan en lo que se puede usar en las parroquias y como música de servicio», señala Cynthia. «Es difícil entrar en ese mundo. Es difícil comenzar».

Bob Batastini, vicepresidente y editor superior emérito de publicaciones GIA, publicó «Yo soy el Pan de Vida» en 1966. Él recuerda que la razón principal por la que publicó el trabajo de Suzanne fue que «rompió el molde» en la excelencia de su música, pero también «Pensamos que su música, como gran parte de lo que buscábamos publicar, tenía vida más allá del mercado estrictamente católico».

Aunque gran parte de la música compuesta por las Hermanas de la Misericordia es amada y cantada en el mundo de la Comunidad de la Misericordia, en última instancia, puede ser de gran valor para la propia Comunidad de la Misericordia. Publicarla fuera del mercado de la Misericordia es una batalla cuesta arriba, especialmente, como señala Batastini, ya que los editores están inundados de composiciones. «Publicamos el 5% de lo que recibimos», dice.

Cynthia agrega: «La publicación comercial no necesariamente es indicación de habilidad musical, más bien es cuestión de suerte y de dedicar tiempo a ello».

Escribir la música como oración trae una profunda satisfacción a estas compositoras, que dan un regalo a quienes la cantan y a quienes la escuchan. La melodía da alas a la oración más allá de las palabras. «Es parte de la danza del universo», dice Cynthia.

Marian escribe: «Creo que la mayor satisfacción de componer música es la esencia de contribuir a la vida… contribuir a la belleza y elegancia, la armonía de la vida y tocar corazones, fibras que llegan profundamente al alma de la humanidad donde las palabras solas no pueden resonar. Incluso si experimentamos por un momento esas ricas expresiones y armonías cantadas en el contexto de la oración o en el pináculo de la celebración litúrgica, la satisfacción va más allá de las palabras».


Liz Dossa es gerente de comunicaciones de las Hermanas de la Misericordia Oeste Medio Oeste. Escríbanle a ldissa@mercywmw.org.


Proyecto de música de la Misericordia

Se alienta a las Hermanas de la Misericordia que interpretan o componen música enviar a los archivos de la Misericordia partituras, grabaciones y actuaciones (en cualquier formato); ephemera (programas, volantes, composición de notas, etc.); y artefactos (instrumentos, etc.) como parte de un proyecto más amplio para recopilar, compilar y proporcionar contexto relacionado con trabajos creativos originales de la Misericordia. El objetivo final es crear un inventario musical completo y hacer que esta rica colección esté disponible para la comunidad en general. Este proyecto será una adición importante a la colección de recursos creados por la Misericordia y extenderá el legado de la Comunidad de la Misericordia para el futuro. ¿Creen que puedan contribuir con algo? ¿No están seguras? Pónganse en contacto con los archivos de la Misericordia para preguntas o más información: MercyMusic@sistersofmercy.org.