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Un poema para el Día de la Misericordia, 2020

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Por Kathy Schongar, Asociada de la Misericordia


El Día de la Misericordia llegará este año con una particularidad pandémica global:
sin cenas de Comunidad festivas; sin reuniones alegres
y celebraciones jubilosas para marcar hitos en la Misericordia…

El Día de la Misericordia llegará este año
sin capillas y bancas de la iglesia completamente llenas,
vivas con cánticos compartidos de alabanza gozosa y orada gratitud,
con profunda humildad y gracia.

El Día de la Misericordia llegará este año con mascarillas, distanciamiento social
y extrema precaución que nos retará
a pensar más allá de los límites que una vez conocimos. Confiando que la Providencia nos guíe a adaptarnos a un nuevo enfoque del mundo,
La Misericordia avanza con audacia hacia el vasto terreno desconocido…

El Día de la Misericordia llegará este año porque nuestro mundo está gimiendo
con miedo, pobreza, racismo y agitación social.
En medio del flagelo de COVID-19, posturas políticas y discordia divisoria
la necesidad de Misericordia en nuestro tiempo es enorme.

El Día de la Misericordia llegará este año porque la visión de Catalina perdura.
Su valor nos inspira. El mismo Espíritu que se agitó en su corazón
nos susurra a través del tiempo y la eternidad avivando las brasas de la fe,
reconfortando corazones cansados con el don de la esperanza.

El Día de la Misericordia vendrá este año con abrazos cálidos sustituidos por un abrazo virtual
a través de ventanas de cristal o por praderas otoñales.
Nos reuniremos por medio de Zoom o Skype y nos mantendremos a salvo.
La luz de la Misericordia brillará a través de los abrazos a distancia y llamadas telefónicas,
cartas y tarjetas, desfiles de automóviles y tazas humeantes de té en comunidad.

El Día de la Misericordia llegará este año, como siempre ha llegado, para reunirnos,
para afinar nuestra perspectiva, refrescar nuestra resolución, recordarnos que
el Amor, la fuente de toda bondad, nos sustenta.
Dios está con nosotras, incluso en estos tiempos inciertos.

El Día de la Misericordia llegará este año para nutrir nuestros corazones
y llenar las arcas de nuestro espíritu colectivo
a medida que nos esforzamos en satisfacer las necesidades contemporáneas siempre  cambiantes con soluciones exclusivas y ministerios creativos.

El Día de la Misericordia llegará este año con una apariencia nueva y muy diferente.

En las aulas de clase y salas de directivas, en hospitales y hogares de ancianos,
en refugios para desamparados, en calles de la ciudad y en caminos rurales
veremos y serviremos a la Misericordia con una nueva perspectiva
mientras avanzamos con convicción y confianza hacia una nueva realidad.

Como Catalina y las mujeres de la Misericordia que nos prepararon el camino,
avanzamos, enfrentando al viento, «centradas en Dios».
La obra de la Misericordia continúa…