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edad 83

Hermana Elizabeth Ann Doyle (anteriormente Hermana Maria Clare) fue Hermana de la Misericordia por 65 años. Hermana Betty asistió a la Escuela San Leo y a la Academia Santa María BayView. Ella obtuvo su licenciatura de la Universidad Salve Regina en Newport, Rhode Island y una maestría de College de San Miguel en Winooski, Vermont.  

En 1957, ella entró a las Hermanas de la Misericordia. Ella comenzó su carrera enseñando segundo grado en la Escuela Cleary en Providence y en San Pedro y Pablo en West Warwick; y octavo grado en San José, Pascoag en la Diócesis de Providence, Rhode Island. Ella se mudó luego a la Escuela Secundaria Obispo Feehan en Attleboro, Massachusetts donde enseñó religión por once años. A Hermana Betty le encantaba enseñar. Ella vio la educación tanto como dar de su conocimiento a sus estudiantes y descubrir conocimiento con sus estudiantes. Su amor por impartir y recibir información fue un sello de sus ministerios después de dejar la sala de clase formal.

Betty obtuvo un título en dirección espiritual y ministerio parroquial del Centro de la Misericordia en Colorado y volvió para servir en el Centro de Vida Espiritual LaSalette en Enfield, New Hampshire. Ella fue entonces a Mercy Lodge en Cumberland, donde ofreció retiros y dirección espiritual, y sirvió como Maestra de Novicias para la comunidad de Providence.

En 1995, ella se mudó a la Parroquia Our Lady of the Cape en Brewster, Massachusetts donde se entregó a varios ministerios parroquiales, incluso preparación de liturgias, educación religiosa, visita a personas enfermas en casa, oración con adultos y grupos de diálogo. Después de 18 años en Cape, se mudó a Pawtucket, donde estuvo activa en la Parroquia San Raimundo y en su Comunidad de la Misericordia.  En su profesión final, ella eligió su lema: «Dar testimonio». Como una profesora, directora espiritual, trabajadora parroquial y amiga a tantas personas, ella dio testimonio del amor de Dios y misericordia a través de sus palabras y acciones. En los últimos tres años, mientras batallaba con una enfermedad, ella dio testimonio de vivir una vida lo más plena que pudo, con la ayuda de sus amistades, ella continuó participando en las actividades familiares, de la parroquia y la comunidad. Con su asistencia a Fresenius Kidney Care en Pawtucket desarrolló un vínculo con los trabajadores y otros pacientes, donde su fe ofreció una fuente de esperanza a otros.