Por la Hermana Anne Connolly
Hermana Anne ha estado trabajando en el Centro de Atención Humanitaria en Álamo, Texas, y recientemente se les informó que debe evacuar el local dentro de los siguientes 90 días. Ella ha estado recolectando cordones de zapatos para inmigrantes, pues se los quitan cuando se los llevan en custodia.
Que viva yo hoy con gratitud y sencillez.
Nosotras, de la Comunidad de la Misericordia Medio Atlántico reconoceremos el mantra que hemos estado rezando cada día por algunos años. ¡Compartimos el mantra con cada una de ustedes, Hermanas de la Misericordia, compañeras en Misericordia y simpatizantes!
Aquí en la frontera de Texas y México, esta hija de Catalina ha sido inundada por nuestro modo de ser de la Misericordia, por lo que para mí no es difícil vivir con agradecimiento. Me ha sorprendido y asombrado una y otra vez su apoyo continuo y los modos creativos como ese apoyo sigue llegando a nuestras hermanas y hermanos, y para mí: un paquete personal de alguien que aún no conozco de Levittown, Pennsylvania; de las casas de retiro y otras residencias en San Louis; Cincinnati; Portland, Maine; San Francisco; Pawtucket, Rhode Island; Cape May, Nueva Jersey; Havertown y Lancaster y Merion, Pennsylvania; Chicago; Lake Placid y Hamburg, Nueva York; Williamsburg, Virginia; etc., etc., etc., gente que pasa constantemente; una parroquia en Langhorne, Texas, colocando recipientes en cada puerta de sus iglesias para nuestros ahora famosos cordones de zapatos. Esto solo por nombrar a algunos, sin pretender excluir a nadie.
Otra forma de agradecimiento se escucha con frecuencia entre nuestros huéspedes deseando saber la dirección de «esta iglesia» para que cuando se levanten, puedan responder; creo que lo estamos llamando ayuda por adelantado. Y nuevamente, un visitante ayudando a descargar paquetes de comida a nuestra sala de refrigerios, abrazando a cada voluntario/a presente y agradeciéndoles por su ayuda. Ahora cuando aparezco con paquetes, se escucha un ofrecimiento inmediato de apoyo. Recientemente, cuando por primera vez no necesitaba ayuda, escuché: «Ven a sentarte y descansa con nosotras». Para mí fue un buen recordatorio.
Y ahora esperamos las noticias sobre a dónde van a mudar el Centro de Atención ya que el vecindario nos hace imposible permanecer aquí donde estamos y recibir a todas aquellas personas que buscan seguridad y una vida mejor. Muchas de ustedes han firmado una petición para que ese cambio no sea necesario. Estoy demasiado cerca de la situación y, por ello, no firmé; gracias por respetar mi decisión y al mismo tiempo gracias por sus firmas.
Mientras esperamos, hay mucha actividad cada día. Recientemente estábamos abrumadas con 600 a 700 personas durante varios días. Muchos vasos de agua y emparedados de jamón. Alguien me preguntó no hace mucho a qué congregación pertenezco. Esta hermosa mujer expresó su aprobación; pensó que la Misericordia era lo más apropiado para lo que hago diariamente. Mi oración es vivir en ese agradecimiento y sencillez de tal modo que otras personas puedan experimentar la caridad de Jesús.
¿Entonces, cordones de zapatos? Sí, por favor, los necesitamos todos los días. Ya he utilizado más o menos la mitad de los que me enviaron. Me comprometo llevarlos todos en cuanto los necesiten en el Centro de Atención. También se conmoverían si pudieran ver a un niño pequeño cuando le quitan sus cordones de los zapatos.
El texto de un correo me parafraseó un corto mantra, en el marco del Centro de Atención:
“«Cuando vivo yo agradecida, no me
apresuro ni me doblo
durante el día – Estoy bailando».
Que el vivir con gratitud alivie nuestra prisa y nos dé energía…
Ofreciéndome esto y a ti –
Con profundo cariño y, sí, agradecimiento.
Envía cordones de zapatos (de todas las tallas y colores) a la Hermana Anne Connolly, RSM, 336 Colune Palm, Alamo, TX, 78516. EE. UU.