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Por la Hermana Pat Kenny

Aquellas de nosotras que tuvimos la suerte —o la desgracia— de recibir clases de piano cuando éramos jóvenes puede que hayamos aprendido una breve pieza titulada Rustles of Spring [Susurros de primavera]. Compuesta por ejecuciones y arpegios que mostraban su virtuosismo con gran ventaja sin exigir mucho en términos de habilidad real, era una de las favoritas en el programa del recital. 

El compositor, Christian Sinding, nació en 1856 en Noruega, un país escandinavo donde los inviernos son largos y feroces y la primavera llega como la conmutación de una sentencia de muerte. Esta pequeña pieza capta perfectamente la alegría, el regocijo y el alivio que sentimos cuando marzo se convierte en abril en 2021. No es sólo el final de un largo invierno, es el final de un largo y terrible año: un año de angustia, miedo, ira, resentimiento, decepciones y descontento. Nosotros sobrevivimos, pero muchos no, y los que lo hicieron nunca serán los mismos. No importa en qué lugar de la Tierra vivieras, la vida misma estaba enferma.

No, retiro lo dicho. La vida es resistencia en sí misma, y justo ahora, cuando las tormentas de nieve han hecho todo lo posible para someternos, el hielo ha amenazado todo, desde nuestras redes eléctricas hasta nuestros huesos y el frío se ha filtrado en nuestros espíritus, así como en nuestros cuerpos, la vida sobrevive. El amanecer parece delicado pero decidido; pequeñas puntas redondas asoman por el suelo mientras nacen las hojas verdes del verano. El aire es diferente, e incluso cuando llegan las lluvias, todo parece más suave.

Ahora, antes de que pase ese primer susurro de la primavera, tómate un tiempo para respirar profundamente este momento: lo que es, lo que representa y lo que significa este año. El Cantar de los Cantares nos dice que «las lluvias han terminado y se han ido», pero en realidad no es así; habrá lluvias y otros inviernos, y debemos aprovechar el momento de sol y felicidad, de agradecimiento y recuerdo mientras podamos. Tal vez incluso quieras buscar «Susurros de primavera» y escuchar los sonidos de la felicidad, la bienvenida, la esperanza, la nueva vida y el amor en un lenguaje que creo que Dios utiliza cuando él/ella también está tan alegre que no hay palabras para describirlo.